10/12/2021

Una raza que ha escrito gran parte de la historia de la ganadería nacional

Hace más de 100 años se discutía en ARU qué razas había que importar para me-jorar la genética y Hereford siempre estuvo latente en los procesos de cambio de la ganadería, destacó Ricardo Reilly, integrante de la junta directiva de INAC y expresidente de la SCHU.

El Ing. Agr. Ricardo Reilly Arrar-te tiene 45 años de edad, hace unos 15 años que se vinculó con la Sociedad Criadores de Hereford del Uruguay (SCHU), y la presidió a los 34 años. Des-de allí continuó la carrera gre-mial, integrando la Asociación Rural del Uruguay (ARU), llegando a la presidencia cuando tenía 38 años. 

Su familia siempre estuvo vin-culada a la SCHU, no solo des-de 1918, de cuando datan los primeros registros. Cabaña La Alborada, inició la actividad con su bisabuelo, Don Gonzalo Arrarte Corbo, quien también tuvo una larga trayectoria gre-mial. Fue presidente de la Federación Rural y vicepresiden-te de ARU, en este último caso acompañando al Dr. Enrique Saavedra. “En mi familia siempre hubo una vocación de servicio, por llamarlo de alguna manera, que va más allá de lo meramente productivo o privado, en este caso a la mejora genética”, co-mentó Reilly Arrarte. 

Hereford y la historia de la ganadería nacional
En el marco de la celebración de los 75 años de la SCHU, el expresidente de la institución señaló que esa instancia fue “un reconocimiento muy fuerte a una de las razas pioneras, que ha escrito gran parte de la historia de la ganadería nacional, que ha liderado muchos procesos trascendentes dentro de la vida del país, desde los tiempos más remotos”. Y mencionó “emprendimien-tos de cambio a lo largo de la historia, que han sido muchos”. En ese sentido, planteó que “dentro del propio cerno de ARU, hace más de 100 años, se discutía qué se iba a hacer con la mejora genética en Uruguay. Cómo atender el desarrollo del frío en la industria frigorífica, a partir del viaje 1876, del barco de Tellier, que llevó los prime-ros viajes con carne refrigerada y se empezaban a atender otros mercados, que eran más exigentes”. Recordó que Uruguay era un país que “venía saliendo del tasajo, de los saladeros, que más adelante tuvo una transformación hacia el concentrado de carne, el Liebig, el frigorífico Anglo, pero siempre de la mano del desarrollo, de ingre-sar a mercados más exigentes. La clave siempre fue tirar de la cadena de valor, y como base de eso siempre estuvo en dis-cusión la mejora genética”. Señaló que hace más de 100 años se discutía qué razas ha-bía que importar y así ingresaron al país las razas europeas, fundamentalmente razas britá-nicas. “Vino el Shorthorn, des-pués todo el desarrollo de la raza Hereford, Aberdeen Angus, Charolais. Se empezaron a traer reproductores en pie de razas realmente mejoradoras. Visionarios, dirigentes gremiales, productores y cabañeros de aquel entonces, decidieron emprender ese camino de la mejora genética permanente, constante, dinámica, hasta los tiempos actuales”, enfatizó. En tal sentido, hizo referencia a la fundación de los Registros Genealógicos de ARU, que en sus inicios “buscó conocer la genealogía, para hacer los cru-zamientos que logren el mejor progreso genético. Y la raza Hereford siempre estuvo vin-culada con estas actividades”. También enfatizó que muchos presidentes de la SCHU han estado vinculados directamen-te con ARU, con Registros Genealógicos, en la presidencia y dirección de la gremial. Entonces, “la ganadería nacional siempre tuvo ese vínculo di-recto con la raza Hereford, que siempre estuvo latente en esos procesos de cambio”. Luego, “en las épocas más mo-dernas se ingresó en las evaluaciones genéticas, en las pruebas de progenie, en los marcadores moleculares, en la prueba de eficiencia de conversión”, repasó. 

Recordó que fue el presidente de la SCHU cuando se dio la discusión de si había que im-poner o no la prueba de progenie. “La SCHU, a través de los directivos y gerencia de en-tonces, decidió apuntar a esto. Se viajó, se buscaron opciones y se terminó implantando esta prueba que es pionera en el mundo”, subrayó. Y afirmó que, si bien hay algunas otras pruebas como esta en el mundo, “no cuentan con un sistema integrado con un rodeo nacional que tiene tra-zabilidad obligatoria en cada uno de los animales, que se pueda tomar las mediciones en tiempo real, en la forma que se hace”. A propósito, concluyó que “cada vez que uno mira, no solo la historia sino también la actualidad y proyección de futuro, la raza Hereford tiene un rol protagónico”. 

Los números de 2021 y las perspectivas
Reilly es delegado de ARU en la junta directiva del Instituto Nacional de Carnes (INAC) y analizó el momento del negocio cárnico, en particular de la ganadería. A propósito, dijo que “uno tiene que ser cuidadoso y tratar de analizar toda la película”. Admitió que “estos números, sin dudas, no tienen preceden-tes en el país. Desde los animales faenados, los kilos faenados (son carcasas más pesadas), animales con promedio de 30 meses. Lo que explica eso es una aceleración de los ciclos de producción, que es muy fuerte, vinculada con el engorde a corral”. En ese sistema de producción se terminaron entre 300.000 y 350.000 animales este año. “La extracción ronda el 24% y hay una exportación en pie de 200.000 animales, que no es poca. Se está mostrando que la exportación de ganado en pie es buena y le marca un piso a la producción”, sostuvo. Reilly consideró que “todos los indicadores son positivos”, pero insistió en que hay que mirar la película y no quedarse con la foto del momento. “No nos podemos quedar solamente con los porcentajes de aumento o números de ingresos, porque uno tiene que mirar el negocio en un proceso de largo plazo, más en un negocio como la ganadería”, planteó. Recordó los problemas de 2020, con la pandemia, que Uruguay es un país tomador de precios y tiene que estar muy atento a lo que ocurre en los mercados, que tienen vaivenes, “que pueden jugar a veces una mala pasada”. También se refirió a las sequías, eventos climáticos que se reflejaron en los resultados de las Carpetas Verdes del Instituto Plan Agropecuario, porque han sido determinantes en la variabilidad de los ingresos. Planteó el ejemplo de la zona norte respecto al este y al noreste en relación a las lluvias, con dos primaveras y veranos secos consecutivos y su impacto directo en la producción. “Estos datos, que son muy buenos, se dan fundamentalmente en el último trimestre, después del cierre del ejercicio. Entonces, hay que solapar estos buenos datos con las siembras de pasturas del otoño que viene, a unos costos de insumos que tampoco tienen precedentes, que son determinantes para seguir este camino de intensificación de procesos”, señaló. Valoró los buenos números, “que muestran aumento en la eficiencia, del manejo en la ganadería en Uruguay, que tuvo que pelear por los recursos, especialmente por el factor tierra, con una agricultura que también está pujante”. “Hoy están todos los rubros pujantes, y la ganadería mantiene números estables, con 12 millones de cabezas, 3 millones de terneros, más de 4 millones de vacas y vaquillonas, y sostiene porcentajes de extracción. Entonces, el balance es muy positivo, las proyecciones son muy buenas y hay que trabajar mucho en mejorar y mantener el acceso de nuestros productos en el mundo, logrando bajar restricciones; ahí está la clave”.