30/10/2025

Las pasturas juegan un rol protagónico en la producción ganadera eficiente

Una de las expositoras de la Jornada técnica “Eficiencia e innovación en la producción ganadera” fue la Ing. Agr. Pilar Irureta Goyena Goyena del Área de Desarrollo de Gentos Uruguay, quien se refirió a la eficiencia forrajera para una ganadería más productiva.

Sostuvo que la eficiencia ganadera “es producir la mayor cantidad de carne posible al menor costo posible y de la manera más rentable”, para lo cual las pasturas juegan un rol protagónico, y de ahí el título de su presentación que refiere a la eficiencia forrajera para lograr mayor producción. La eficiencia en la producción de carne también implica mayor “eficiencia en utilizar el recurso forrajero”, hay que “tratar de gastar lo mínimo”, sabiendo que “no se puede producir carne a costo cero”.

En esa ecuación, “el pasto es el alimento más barato. Si calculamos los dólares por tonelada de materia seca de los distintos alimentos es el pasto el que termina siendo el recurso más barato, y cuánto más eficiente son produciéndolo y cosechándolo, más económico aún”.

Irureta citó a la consultora Apeo al señalar que se ha demostrado que a medida que se aumenta la calidad de las pasturas intensivas hay una tendencia a que aumente la producción de carne. “Eso no quiere decir que el productor salga a sembrar todo y solo por eso va a incrementar su producir carne, sino que hay que ser eficiente en implantar esas pasturas, tener planificación y tomar decisiones”, y las empresas que toman decisiones correctas son las que logran ser más eficientes que otras, aun cuando comparten el mismo porcentaje de pasturas.

Uno de los desafíos de las pasturas es poder cosechar todo lo que producimos, definió, ya que a diferencia de la agricultura done se pasa la máquina y se cosecha el cien por ciento, pero cuando se trabaja con pasturas la cosecha se hace a través de los animales, generándose el desafío de que éstos deben comer.

El rol de la genética

La genética en pasturas también aporta a la eficiencia ganadera con un fuerte efecto en la eficiencia de cosecha, en la persistencia, en la diversificación, todo lo cual asociado al manejo puede llevarlos a los resultados buscados. Como pasa con la genética de los toros, cada uno tiene mejor desempeño según el sistema, lo mismo ocurre con la genética de las forrajeras: “En Gentos tenemos un catálogo con la diversidad genética y no es lo mismo elegir una u otra festuca o alfalfa porque hay diferencia entre variedades”.

Un ejemplo de eso son los trabajos realizados en el campo experimental de Gentos en San José con diferentes festucas. A la fecha, el ensayo muestra dos festucas que se destacan, una es la Med100 con una producción 69% más, y la otra Royal Q200 66% más.

La festuca Med100 es del tipo mediterránea, caracterizada por tener muy buena producción en invierno y entrar en latencia en verano, siendo de utilidad para los

sistemas que requieren mayor carga en invierno; y la Roya Q200 es del tipo continental, comúnmente conocida en nuestro país.

Ese 69% o 66% de mayor producción “significa más kilos de carne por elegir una u otra genética”, lo que viene precedido de una planificación y de tomar la decisión de las festucas más útiles para el sistema que se va a desarrollar, además de que se puede diversificar los tipos de festuca con los que va a trabajar, para no estar atados a una sola variedad. La diversificación genética es otra herramienta a considerar porque permite prevenir situaciones adversas.

Otro punto analizado por la Ing. Irureta, fue la producción estacional, porque “a veces no se precisa la que produce más sino en cierto momento del año, que en el caso de la Med100 marca una diferencia importante en el primer corte de invierno, de 130% más, y la Q200 un 45%. O sea que la genética permite elegir más producción y el momento en que necesito de esa producción”.

Esos resultados llevados a campo han dado resultados de 34% más en el caso de la RoyalQ, eso quiere decir que “en lo que va del ensayo se produce 140 k de carne más por hectárea por haber elegido una y no otra festuca”.

En cuanto a la cosecha de las pasturas, la profesional señaló que se puede producir la misma cantidad de carne consumiendo la mitad o entre el 60-70%. Los estudios son concluyentes: un ensayo realizado en Soriano con alfalfa Late 920 versus Chana como testigo comercial, mostró la mayor producción en un 15% a favor de la primera.

Sin embargo, lo interesante es la cosecha de esa producción, que en el Late 920 es un 49% más, que llevado a carne significan 400 kilos. Una diferencia importante, solamente por un mejor uso del forraje, siendo notoria la diferencia de la genética adaptada al pastoreo. Cada vez que Gentos habla de variedades adaptadas al pastoreo es porque antes hubo una interacción con el animal, sus dientes y el pisoteo, con resultados comprobables, precisó.

Tomar decisiones que acompañen la genética

Ahora bien, si no hay un manejo y una planificación, es muy difícil que el sistema en general sea eficiente.

El balance forrajero es un tema siempre presente, y ocurre que en primavera sobra el pasto. La eficiencia no está solo en la genética y el uso adecuado del forraje, también la toma de decisiones, y una de ellas es la compra de terneros a fines de julio para aumentar la carne y aprovechar la mayor disponibilidad de pasto; otra decisión puede ser achicar el área para ajustar la carga y dejar el resto para reservas. Lo importante es que se tomen decisiones que acompañen la genética.

Al cierre de su exposición y como conclusión, la Ing. Irureta subrayó que “la genética forrajera es una herramienta concreta para mejorar la eficiencia ganadera. Pero ser eficientes significa no solo producir, sino poder, lograr persistencia y tomar decisiones, junto con un manejo que permita que esa genética se exprese”.

“Gentos tiene la genética para acompañar al productor, con el compromiso de muchos técnicos en todo el país, con el objetivo de que la genética esté al alcance de todos”, concluyó.